miércoles, septiembre 19, 2012

Trivialidades de un viaje.

Pasé una larga temporada en México. Y al llegar a Alemania nuevamente, y el tren cruzó el puente para adentrarse en el centro de Colonia, sentí una curiosa emoción al ver el centro de la ciudad, sus grandes iglesias, Groß Sankt Martin, la Catedral, y el ritmo del tráfico sobre los puentes que cruzan el río. Al abrir la puerta de mi casa percibí el mismo aroma que la primera vez que entré aquí, cuando viene a ver este apartamento. El aire tiene otro aroma: es otoño, los árboles huelen distinto. Huele a Alemania en otoño. Aunque vivo en el centro, prácticamente no hay ruido: no lo percibo, es imposible percibirlo, si llegas de México, un país tan escandaloso. El sol tiene otra intensidad; el café me supo sumamente distinto. Los atardeceres son más lentos, el tiempo pasa de otra manera.

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